‘Modibo’: El cortometraje documental conmovedor con sello campogibraltareño

Codirigido por David Morales, con música de Salvador Andrades, letras de Juan José Téllez y participación de Idelfonso Sena

Con un marcado sello campogibraltareño ha sido presentado en el Festival de Cine Documental Alcances el cortometraje Modibo, dirigido por la cineasta venezolana Blanca Rey y el bailaor linense David Morales. La obra, cargada de simbolismo social y estético, cerró la sección «Cádiz Produce» en la noche del jueves 2 de octubre, en una de las sesiones más intensas del certamen celebrado en Cádiz.

El documental narra el testimonio en primera persona de Modibo Touré, joven maliense afincado en La Línea de la Concepción, quien reconstruye su travesía migratoria de una década: del desierto africano a Tarifa, pasando por cárceles, pasos fronterizos y el cruce del Estrecho de Gibraltar. A su lado, el zapateado de Morales acompaña el relato, que alterna dolor, esperanza y supervivencia. “Emigrar no es solo para sobrevivir, sino para ayudar a quienes quedan atrás”, resume Touré, que logró reagrupar a su esposa e hija hace tres años.

Con la música del guitarrista algecireño Salvador Andrades y letras del periodista y poeta Juan José Téllez, el corto despliega una atmósfera de gran carga emocional. El montaje corre a cargo del coproductor Jesús Odreman, y la fotografía es de Mani Manrique. La pieza iba a desarrollarse como largometraje, pero, como explicó Blanca Rey tras la proyección, “la intensidad de la historia merecía este formato más concentrado”.

El recorrido visual se sitúa entre escenarios profundamente simbólicos, desde las playas linenses hasta el cementerio de Tarifa, donde yacen migrantes anónimos, evocando a los que no lograron llegar. También se incluyen imágenes del fotoperiodista Ildefonso Sena y versiones flamencas de La Tarara y una vidalita en árabe y español, con ecos a la obra de José Heredia Maya y su Macama Jonda.

Uno de los momentos más conmovedores del filme llega cuando Touré recuerda su llegada a La Línea, siendo menor de edad, y el descubrimiento de que debía estudiar antes que trabajar. Esa transición vital se convierte en uno de los ejes éticos de la pieza.

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